17 mar 2012

Cantalojas, Guadalajara. Hayedo de la Tejera Negra, Senda de las Carretas.

 
 
 
 

 
El Hayedo de Tejera Negra está configurado por los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el valle glaciar de la Buitrera y por un representativo y excepcional bosque de hayas, uno de los más meridionales de Europa, conservado gracias a su especial microclima y aislamiento.
 
El mayor atractivo del Parque lo constituye la masa forestal de hayas.

El melojo y el pino silvestre también forman masas boscosas principalmente en exposiciones de solana, de manera natural el primero y procedente de repoblaciones el segundo.

No olvidemos los tejos, acebos y abedules, especies protegidas en la Comunidad de Castilla-La Mancha.

Por encima de estas masas arbóreas solo las formaciones arbustivas de brezos, junto con las subarbustivas de arándanos, enebros rastreros y gayuba soportan las duras condiciones reinantes.

En los espacios abiertos de hayedos, rebollares y pinares encontraremos matorrales de leguminosas de tipo retamoide como la retama negra y la retama blanca, junto con brezos rosados y brezos blancos de hasta 2 metros.

En los lugares más degradados y de suelos más pobres es la estepa la especie de matorral dominante.

Por último destacar la gran variedad de hongos, estacando el Boleto ( Boletus edulis).
 
En cualquiera de sus impresionantes roquedos podemos apreciar el majestuoso vuelo del águila real, y si disponemos de suficiente tiempo y de la ubicación adecuada, podremos deleitarnos con las evoluciones del milano real y azor.

También es posible contemplar a primeras horas del día a los corzos.

En el parque también hay zorros, gatos monteses, garduñas, tejones, comadrejas, jabalíes y rapaces nocturnas como cárabo, búho chico y mochuelo.
 
Respecto al clima, sus veranos son suaves y frescos y los inviernos muy duros, con nieve durante dos o tres meses. Las temperaturas varían entre - 14º y 23º.

 
Pasamos noche en una esplanada situada junto al centro de interpretación, donde se inicia la pista que nos lleva al parking de la Tejera Negra.

Ya en el aparcamiento nos preparamos para comenzar la ruta. Es necesario realizar una reserva, nosotros la hicimos por internet unos días antes, pero creo que no era necesario porque nadie nos controló la entrada y el aparcamiento estaba practicamente vacío.
 

Comenzamos el cómodo sendero y nos encontramos con una fan del "Tío de la vara".

Durante el recorrido podemos observar varias colmenas.





También se puede observar una Carbonera bien conservada.
 
Para montar una carbonera se dibujaba un círculo en la tierra y se distribuían alrededor los troncos, de más gruesos en la parte de dentro a más finos hacia fuera, dejando en el centro un hueco y elevándola de forma parecida a un cono invertido para rematar cubriéndola con una capa de hoja, tapada con otra de tierra.
A continuación se introducía el fuego por la chaminera, el hueco que se había dejado en el centro, empezando a cocerse la madera con el paso de los días. De la mitad para arriba, se iban abriendo las lumbreras, orificios pequeños que servían de respiradero y que según se iba haciendo el carbón se bajaba de nivel.”

 

 

El camino va tomando altura, incluso llegamos a tocar algo de nieve.

 

 
 
 
 
Hacemos una parada para comer en la parte más alta de la ruta, tuvimos un pequeño susto cuando un zorro muy travieso se abalanzó sobre Lucía (supuestamente a coger la comida), pero lo que se llevo fue una patada en los morros.

Aquí se le puede ver escondido entre los matorrales.

Después de reponer fuerza continuamos el sendero rodeado de Hayas.

 

Nos encontramos con un precioso Tejo.
 
Los tejos (Taxus) son un género de árboles coníferos de la familia Taxaceae, propios de las zonas montañosas, con ambientes frescos y húmedos, y que prefieren los terrenos calizos.
Pueden alcanzar una altura de hasta 20 metros. Aunque con frecuencia se desarrolla de manera desigual, su copa es piramidal con abundantes ramas que salen del tronco de manera horizontal. El tronco es grueso y con una corteza delgada de tiras pequeñas de color pardo rojizo o grisáceo, alcanzando diámetros de 1,5 metros. Son muy longevos, pudiendo superar los 1.500 años de vida. Tiene hojas perennes de 10 a 30 mm. dispuestas en dos hileras opuestas, de color verde oscuro por la cara superior y amarillento o glabro por el envés. Es una especie dioica, con pies masculinos o femeninos. Fructifica en forma de arilo carnoso que rodea la simiente, de intenso color rojo y sabor agradable. Maduran en otoño y cada seis o siete años el árbol tiene una producción abundante de frutos. Raramente forman bosquetes, siendo lo común encontrar a los ejemplares aislados. Casi todas las partes de la planta son ricas en alcaloides tóxicos: taxina, taxol, y baccatina, siendo el primero el más peligroso, pues puede llevar a la muerte en pocos minutos. El arilo o baya es la única parte libre de taxina, pudiendo ser ingerido con la precaución de retirar la semilla.
Su madera es muy dura, de grano fino y apretado, lo que la hace muy apta para ebanistería y talla, aunque la escasez de piezas de suficiente grosor, debido a su crecimiento muy lento, limita su uso. Durante la Edad Media fue muy utilizado en las Islas Británicas para la elaboración del arco largo, por su resistencia y flexibilidad, hecho que produjo su casi extinción en las islas.

 

Seguimos descendiendo y entre los arboles ya vemos el aparcamiento.

Al fondo se ve nuestra pequeña casa con ruedas que nos espera para continuar nuestro viaje por Guadalajara, concretamente a los pueblos negros.
 
Perfil y recorrido de la ruta.
 
Fecha: 17/03/12
Enlaces de Interés:
 

 
 
 
 
 
 
 
 


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